
Los factores de riesgo físicos pueden ser de tres tipos: los mecánicos en forma de ruido y vibraciones; los electromagnéticos en forma de radiación (luz visible, infrarroja, ultravioleta, rayos X, etc.); y los caloríficos en forma de calor o frío.
Energía mecánica: ruido y vibraciones
El ruido se define en general como un sonido no deseado y molesto. Se caracteriza por el nivel y la frecuencia. Cuanto más fuerte golpeemos dos objetos entre sí, mayor será el nivel de ruido, pero su frecuencia no depende de eso, son de los materiales que chocan.
El individuo medio tiene capacidad para oír sonidos entre 20 y 20.000 Hz (Herzios) y las conversaciones normales constan de sonidos entre 500 y 3.000 Hz.
El dBA es la unidad en la que se mide el nivel de ruido en la escala de ponderación A, mediante la cual el sonido que recibe el aparato medidor es filtrado de forma parecida a como lo hace el oído humano. El riesgo de pérdida auditiva empieza a ser significativo a partir de un nivel equivalente diario (LAeq.d) de 80 dBA suponiendo varios años de exposición y jornadas de 8 horas.
La exposición a vibraciones se produce cuando se transmite a alguna parte del cuerpo el movimiento oscilante de una estructura, ya sea el suelo, una empuñadura o un asiento.
Según el modo de contacto entre el objeto vibrante y el cuerpo, la exposición a vibraciones se divide en dos grandes grupos: vibraciones mano-brazo y vibraciones globales de todo el cuerpo.
Las primeras, generalmente, resultan del contacto de los dedos o la mano con algún elemento vibrante (una empuñadura de herramienta portátil).
La transmisión de vibraciones al cuerpo y sus efectos sobre el mismo depende mucho de la postura y no todos los individuos presentan la misma sensibilidad.
Energía electromagnética: radiaciones ionizantes y no ionizantes
Una radiación es ionizante cuando, al chocar con la materia, origina partículas con carga eléctrica (iones). Las radiaciones ionizantes pueden ser electromagnéticas, como las mencionadas (rayos X y gamma), o corpusculares (partículas componentes de los átomos que son emitidas, partículas α y β). Las exposiciones a radiaciones ionizantes pueden originar daños muy graves e irreversibles para la salud (entre ellos, la generación de cáncer).